Que el servicio no esté a la altura de la cocina. Compartirmos, de primero, un tartare de ostras y unas gambas del Cap de Creus. Decsegundo un "dot" . Todas las coccines perfectas y el tartare excelente. El servicio? Tres mesas, contando la nuestra. Mientras el sumiller aconejaba y presentaba los vinos (nos decidimos por un Riesling Halenberg, impresionante) sirven y explican ŀos aperitivos... Mi pareja atiende al camarero de los aperitivos y yo al sumiller, luego intercambiamos información... Llehan los primeros, en dos tiempos, compartidos desde cocina. Y una larga espera para los segundos, excesivamente larga. Postres: volcan de chocolate y trufas. Inforamos que queremos compartirlos. Tambien. Las trufas, plato en el centro; el volcan, compartido desde cocina.
El servicio. Tan dificil es contral los "tempos" de un servicio, con la sala casi vacia? No creo, y se de lo que hablo.
Para rematar, el sumiller/maitre a las 23:00 lo vemos vestido de calle (?!) primero aclarando a los clentes de a mesa de enfente la cuenta, y luego se oloca la bufanda y un jersey (en la recepción del Hotel, frente a clientes) y se va. Nos quedamos con las ganas de los diestivos... Tan dificil es mantener el servicio o, como minimo, antes de irse, preguntar a las mesas si necesitan algo más?
La experiencia gastronomica no es unicamente una cuestión de sabir, textura, aroma y vista, sino tambien de liturgia, tiempos, fluidez, confort.