Tapeo de calidad

Este céntrico establecimiento abrió las puertas este verano (según nos indicó el camarero). Decoración rústica, ladrillos a la vista, acabados de madera, etc. Cuenta con zona de tapeo en la barra que está a la entrada y en el pasillo con mesas y taburetes altos y un pequeño salón al fondo que alberga unas cuantas mesas dónde sentarse más cómodamente. En el momento de la visita, además pudimos disfrutar de una exposición de pintura.

La comida que ofrece es simple, basada en el buen producto y su escasa manipulación (lo cual no le quita merito); tapeo de conservas, ahumados, salazones, quesos, chacinas, chicharrones caseros (se vanaglorian de ser de los mejores), espárragos, brochetas..., y también algunos platos principales con más entidad y elaboración: revueltos, carnes ibéricas, etc.

En cuanto a la bodega se centra en los vinos andaluces, con especial atención a los de la Tierra de Cádiz, aunque el vino de la casa es un Rioja, que no estaba nada mal.

Nuestra experiencia fue comer de tapeo y todo lo probado estaba bueno: surtido ibérico, chicharrones, revuelto de la sierra, lagrimitas de pollo al vino, solomillo ibérico relleno, para beber cuatro cervezas, tres botellines de agua, una manzanilla y dos copas de rioja de la casa, sin postre, pero si cuatro cafés, por 52.20 para cuatro comensales.

Opción de tapeo muy recomendable.

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