Agradable restaurante con decoración minimalista y una estupenda carta de
Agradable restaurante con decoración minimalista y una estupenda carta de vinos, extensa y bien organizada, con una selección interesante de referencias internacionales. Buena cristalería. Y tienen uno de esos altísimos armarios de conservación acristalados que los pirados nos pondríamos en el salón de casa. Media de precios un poco alta con alguna ganga que otra.
Tomamos un par de botellas de Jean Leon Petit Chardonnay y luego un Secastilla en el que tras airearse descubrimos el estigma del corcho. El maitre nos cambió la botella sin dilación.
La carta tiene platos interesantes y otros no demasiado afortunados, quizás por el nivel de precios así como otras opiniones esperabamos algo más. O quizás es que la línea del restaurante no es la mía.
4 de 5 nos inclinamos por el menú de degustación pero fue el quinto comensal el que acertó al comer a la carta, sus virutas de foie con papas y cebolla frita eran un vicio y su lubina generosa e interesante, mientras que el menú de degust