Restaurante situado en Rua Nova,calle muy céntrica de Santiago,justo enfrente del Teatro Principal.
El local es muy bonito,con todas las paredes en rústico,piedra vista y techo abovedado,con un lienzo cubriendo el techo que le da un aire mas moderno.La iluminación,consiste en unas lámparas modernas en forma de globo.
La sensación es cálida y agradable,aunque quizás haya poca luz.En todo caso ambiente acogedor con servicio de mesa impecable en cuanto a mantelería,vajilla,copas,etc..Nos reciben con unas aceitunas y unas "rositas" de mantequilla para entretener la espera,sorprende que las aceitunas eran espectaculares,ya quisieran en muchos bares de Sevilla poner unas aceitunas como esas.Y el pan gallego,un autentico manjar.
El encargado o jefe de sala,de momento nos entra por el lado del humor,y nos gana enseguida,nos ponemos en sus manos para pedir y nos aconseja un alvariño (Enxebre) de Condes de Albarei,que nos encantó.
Dejandonos recomendar por el "jefe" decidimos probar un poco de todo:
- Pulpo a feira. Bien
- Croquetas de marisco. escasas de grosor y de marisco.
- Arroz de vieiras. Buenísimo,lo mejor de la comida.Un arroz tipo "meloso" con una buena cantidad de vieiras que le daban un gusto impresionante al arroz.La cantidad era la correcta para seis personas.
- Entrecot de ternera gallega.Otra hermosa bandeja,con la carne ya trinchada para poder compartir y unas patatas fritas que desde luego se notaban que eran gallegas por el sabor tan especial que tenían.
Los postres son una gozada,porque tienen un carrito con delicias varias que puedes ver y elegir.Destacó la tarta de manzana y una especie de pudding de chocolate con tarta de Santiago y tocino de cielo del que me dieron a repetir (con cachondeo de la mesa incluido).
En definitiva,un sitio bien ubicado donde se está muy a gusto y un servicio del que hacía tiempo no veía: amable,eficaz,cercano sin caer en el "compadreo"...muy bien.
Y la RCP fenomenal.Recomendable si estais de visita por Santiago.