Esperaba más de este restaurante, antaño famoso por las carnes de caza. La primera sorpresa es ver en la carta que el cochinillo o el cabritillo son por encargo.
De entrantes, unas tapas:
* Sordito (pan con lomo con mahonesa y mostaza): tapa poco elaborada y vulgar.
* Julen Guerrero (sardina ahumada sobre lecho de tomate y pan de molde).
* Tiradito de atún (muy picante y con mucha salsa que mataba el sabor del atún, además de irritar las papilas gustativas, para el resto de la comida).
* Empanadilla de faisán (minúscula empanadilla donde el faisán todavía no lo han matado).
* Cucharadita de foie con reducción de dátiles (quizás la mejor tapa).
Plato fuerte:
* Chuletón de vaca vieja (un poco dura la carne).
* Postre: Sorbete de limón al cava.
* Bebida: Cervezas y vino D. O. Jumilla por copas.
Hace años, sin menos "glamour", cuando se servía más carne de caza, me gustó mucho más.
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