El restaurante está situado en el centro de Bruselas, cerca de la Iglesia de Santa Catalina y de metro de St. Catherine. Situado fuera del circuito turístico de la ciudad pero no lejano al mismo.

Entorno discreto con vajilla del mismo tono, manteles de debajo de tela y el de encima de un lamentable papel.

Tras unos aperitivos del famoso Picon belga con vino blanco, de nivel así mismo discreto, tomamos como aperitivo de la casa unas tipo quisquillas cocidas que estaban sabrosas,

Para compartir (no es habitual en este país esto de compartir, pues que te miran un tanto extrañados, pues lo habitual suele ser un plato por comensal con sus consabidas patatas adjuntas).

Pues bien compartimos:

Croquetas de gambas, bien en sabor y textura.

Anguila cocinada tal cual: bien, con su contenido graso presente, pero sin empalagar.

Y tempura de flor de calabacín soufflé mollejas: muy buenas.

De platos tres comensales los famosos mejillones, que esta vez si comimos al estar en buen momento de la temporada según nuestros acompañantes belgas, dos al estilo clásico y otro al ajo: todas las raciones generosas, con sus acompañantes de patatas y con gran nivel de los mejillones.

Otro comensal, que fui yo, tome bistec de solomillos de atún con su guarnición; perfecto.

Y las últimas anguilas en salsa verde; que cumplieron con creces.

De beber ante un servicio algo pobre: tomamos Kuentz Bas Auxerrois 2005.

La cena la cerro la ingesta de cómo ellos dicen un digestivo, aguardiente de algo.

Para el contenido de los platos algo caro, al ser a 50 euros por persona, pero consideraré que estaba en Bruselas y allí el nivel de coste es alto.

El nombre es Bij en vez de Big, pero no me deja corregir