Hay dos cosas que me gustan de este restaurante:

a.) Al estar en la planta superior del edificio, y ser esta seción del mismo una especie de caja de cristal, el restaurante es una auténtica atalaya sobre el mar y sobre la zona de expansión de Santa Cruz (Cabo-Llanos, Auditorio...)

b.) La alta rotación que garantiza tener por despensa el supermercado de El Corte Inglés de la planta baja del edificio. Y obviamente el que la carta de vinos es insuperable, pues a su carta normal que es correcta, siempre puedes añadir cualquiera de los vinos del supermercado o del Rincón del Gourmet.

En este restaurante siempre voy a tiro fijo, siempre pido solomillo de buey poco hecho con salsa bearnesa, esto es, algo que ni siquiera figura en carta, pero ellos amablemente te lo sirven.

El servico es atento aunque un poco lento.