Consolidándose. Desvio obligado.

Cuarta visita a este nuevo estrellado cántabro en un año, con una expectativa de apreciar su evolución tras la concesión de la estrella en el pasado noviembre y de poder apreciar la evolución en sala, tras “el fichaje” como responsable de la misma, de Andrés Gandarillas.
Jueves Santo, San Vicente de la Barquera al 100 por 100 de tráfico, abarrotamiento completo de los locales de hostelería, a pesar de amanecer un día lluvioso y este restaurante con sus precios y el tipo de cocina, con una ocupación de prácticamente al 100 por 100.

Cuatro comensales, tras una recepción perfecta de su responsable de sala, nos acomodamos junto a la cristalera que separa del mar, como siempre mesa amplia, excelente mantelería, vajilla etc. y en esta ocasión creo que es de reseñar, temperatura perfecta a pesar de que en el exterior rondamos unos 10°.
Optamos por el menú experience:
3D de morcilla, anís y manzana
Airbag de anchoa
Falso mejillón crocante

Estos tres presentados al tiempo y aconsejando su consumo en el sentido inverso a como lo he escrito. El mejillón daba la sensación de ser con una cascara natural, pero en esta ocasión nos engaña el ojo y es todo comestible, el bocado de la anchoa excelente y un buen cierre el 3D: comenzábamos muy bien.
Y seguíamos quizás mejor:
La roca (crema de patata, jamón y erizos): presentación muy original y sabores muy bien ligados.
Ostra Thai: con una espuma de coco y algún detalle más (he perdido algunas notas que tome), si os gustan las ostras algo elaboradas, por mucho que os escriba, no os podéis hacer una idea del gran nivel de esta ostra.
Desierto de foie gras con rocas de avellana y Armagnac: bueno como siempre, pero quizás, como es la cuarta vez que lo como, no me causó tanta sensación, como en las anteriores ocasiones.
Salmón ahumado en Annua con queso Divirin y raíces de naranja y yogur: hay salomes y salmones, este de los mejores.
Verdel Niki. Pescado si me permitís la expresión plebeyo, ascendido a la aristocracia.
Taco de langostino R. C.: Méjico en Cantabria, pero ojo con nivel. Me gusto más que en la anterior ocasión.
Bacalao con confitado; igual comentario que con el salmón.
Vaca de Cantabria en primavera; carne, carne con una presentación del plato con gran colorido.

Postres:
Nido de café con huevecitos de yema y tofes
El bonsái

Con buen paladar quizás me quedo con la presentación, que pena el deshacerlos.
Café 100% arábica “el tambo”

Y de petit fours
Nubes de lima con chocolate y plata
Macaron de fresa
Macaron de pistacho

Todos los platos son creación de este año 2012, salvo el langostino que es del año 2011 y el desierto de foie del año 2008.

El responsable de sala, no fue acercando sirviendo vinos según su criterio:
Inedit de aperitivo
Perro verde verdejo 2011
Mestizaje 2010
Dehesa del Carrizal 2006
Oporto Niepoort

Vinos no caros, pero bien seleccionados, con esmerado servicio, cambio constante de copas y envinado de las mismas.

Buen ritmo de platos a pesar de ser un numero tan elevado.

Salió Oscar Calleja a saludar a las mesas a los postres.
SI gusta la cocina elaborada, en un entorno espectacular, con un gran servicio, este restaurante a día de hoy merece un desvío.

La conclusión final mía, es que se esta consolidando claramente sin anclarse en el pasado (solo dos platos no son de creación de este año) y con Andrés Gandarillas, ha alcanzado un gran nivel en la sala, si se pudiese poner nota al responsable de sala, sin dudar seria un 10.

Pagamos por comensal 75 euros.