Con la experiencia positiva de parte de los comensales hace unos meses, y con el comentario del recepcionista del hotel de que se trata de un local, en donde su mayor parte de la clientela es de sevillanos, a la hora de la cena nos acercamos al mismo. Ya muy bien definido, por el comentario anterior en cuanto a su disposición en si.

Tras un momento de espera, conseguimos ocupar una mesa exterior alta con sus correspondientes taburetes.

Compartimos:

Unas tapas de: ensaladilla de gambas, hamburguesa de bacalao (eran 2 piezas) y unas gambas con bechamel, en número de cuatro.

Platos de: habas con puntillitas y setas confitadas con langostinos-gambas y sofrito de jamón.

Bastante buen nivel de lo disfrutado, pudiendo destacar como positivo las habas con puntillitas y como curioso la ausencia de gambas en la ensaladilla de ídem.

De beber: unas cañas de cerveza en un principio y posteriormente una botella de manzanilla para cuatro personas.

En cuanto al servicio del vino, muy buena temperatura de la manzanilla con copas muy adecuadas. Pudimos observar en la carta, que en cuanto a vinos tranquilos, las opciones eran mínimas, pero también es de reconocer que cuando en mesas vecinas vimos servicio de este tipo de vinos, las copas serán adecuadas, dar a probar y el servicio en un principio con buen nivel.

Lo descrito, más aguas ascendió a unos 13 € por comensal. Invitados a chupitos, nos vimos obligados a rechazar.

Mención especial debo de hacer en cuanto a los servicios del camarero, que dentro del nivel de un local de este tipo y con un tipo de comidas como es el tapeo, fue merecedor de una máxima calificación.

El local, recomendable para el tapeo, bien situado enfrente del Archivo de Indias y a dos pasos literalmente de la Catedral, con bastante buen surtido en su carta, buen servicio y precio muy considerado.

Tal como he comentado este local está dirigido al público local y quizás detalle de ello, es que cierra los sábados tarde y los domingos e incluso durante las fiestas locales. Sus responsables y sus familias, creo que llevan muchos años en la hostelería sevillana, pero este local data del año 2005.

Casi coincido con jvoltaire, de visita por Sevilla localizamos este local cerca de la Catedral, donde notamos mucha afluencia de gente y decidimos entrar, al principio y al ser turistas nos sentimos algo desplazados, ya que el ambiente, aunque agradable, es muy familiar y amigable, allí se conocía todo el mundo y no había ni un hueco libre. El local es pequeño, apenas cinco mesas para unos 15 comensales, pero lo suyo es ponerse de pie, coger un hueco en la barra o en las mesas altas que hay tanto en el interior como en el exterior (espacio público) o en la ventana que da desde el exterior a la barra y entablar conversación con la persona que tienes al lado, esperando a que los atentos y solvente camareros vengan a servirte o a “tomar nota” mentalmente. Gran surtido de tapas a cual mejor, variedad de vinos tanto tranquilos como generosos, nosotros bebimos cerveza. Buenísima la tapa de solomillo a las salsas.

Es una bodeguita con una tradición familiar ,inaugurada en el año 2005. Buenas tapas, buen servicio, sitio muy pequeño. Ambiente familiar con tapas y platos caseros y típicos de Sevilla. Comí unos huevos rotos con pato y unas tapas con cerveza Cruzcampo. El servcio de vino es correcto, aunque no lo probé. Tienen sobre todo finos, manzanillas y moriles. Buen sitio de tapeo.