Comida tradicional, familiar y de casa. ¿lo de siempre en Cantabria?

Tras visitar las Cuevas del Soplao, (intentarlo infructuosamente en las de Chufin), y la Casona Tudanca, quisimos comer en La Portilla de Celis, lugar que nos habian recomendado por la zona. Resultando que estaba cerrado por fiestas, y siendo las 14,30 horas, nos encomendamos a el conocimiento de un atento trabajador de una gasolinera de Puentenansa. Ir a la Cobertoria, se come bien. Y para allá fuimos. Esta situado en las afueras de la poblacion, en una edificacion montañesa aislada. Es el bar - cafeteria - pub (?) - restaurante - casa de comidas de una poblacion pequeña. En un principio, y al observar que la misma entrada hacia la funcion de almacen de cajas de bebidas, nos invadio una pequeña incertidumbre. Pero el hambre empezaba a apretar, y nos pusimos a observar los platos de la mesas junto a la barra existente en planta baja, asi como los que "iban" para la planta alta - comedor. Optamos por quedarnos ...... y acertamos. Comedor superior lleno, tuvimos que esperar un pequeño rato. Una vez aposentados, nos indicaron el Menú del Dia y los platos de la Carta. Decidimos una combinacion de ellos. En primeros, platos del Menú: Garbanzos (3) y Sopa de Fideos (3). Ambos, tradicionalmente caseros, de excelente sabor y condimentacion. Los garbanzos de una mantecosidad y textura que no recordabamos, y la Sopa de Fideos, de las de antaño. Servidos en Ollas, para tomar lo que se desee. Incluso nos indicaron si queriamos que nos sirvieran más antes de pasar al siguiente plato. En segundos: Mollejas (1), Chuletillas de Cordero (1) y Chuletas de Novilla (2). Las dos ultimas con una guarnicion de patatas fritas y pimientos. Gustaron todos los platos. Pero al realizar la comanda, se nos hizo una advertencia. Las Chuletas de Novilla, deberian de ser a compartir ...... son de buen tamaño ...... y vaya si lo fueron. Ni siquiera compartiendo, pudimos darles fin. De excelente sabor, muy tiernas, con su justa grasa y en su punto de brasa, y sin ninguna parte correosa. O sea que excepto el hueso chuletero se podia comer todo. Nada que ver con las de Vicente Campo (Espinama), que media chuleta se quedó en la fuente. Postres, salvo los flanes caseros ( de buen sabor y tamaño igualmente), helados industriales (una pena). Para beber: Cervezas, Agua Mineral y Viña Tondonia Reserva 2000. Cafes. Orujo (invitacion de la Casa). Bien atendidos por dos chicas jovenes, seguramente de la familia. La comida en su esencia muy familiar y tradicional, sin adornos ni "florituras", muy contundente. Para todos ..... muy muy Cantabra.

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