No es un simple bar

Frente a Viveros, hace esquina un local acristalado que a simple vista es un bar más. Llama la atención su decoración moderna y sus pocas mesas, pero si uno se pasa a la hora de desayunar o de almorzar encontrará a la gente haciendo lo que se espera de ella: tomar café o comerse un buen bocadillo.

Sin embargo, el sitio esconde varias sorpresas. La más importante es la de la comida, donde cada día existe un plato único elaborado con ingredientes comprados en el Mercado Central. Ejemplos como la ensalada de legumbres o el goulag de salmón dejan claro que no se trata únicamente de una cocina de plancha (aunque sí sirven las tapas o el plato combinado que le pueda apetecer al cliente). Una de sus novedades, además, es que elabora un menú semanal, con lo que uno sabe lo que puede comer cada día.

Pese a ello, se pueden disfrutar algunas alternativas. Como por ejemplo los productos delicatessen de que disponen en un lado de la barra. O los guisos (sólo por encargo) que pueden degustarse, como el muy casero arroç amb fesols i naps.

A esto se une además que, si uno lo desea, puede disfrutar de una larga sobremesa, gracias en gran medida a la extensa (y variada) carta de gin-tonics con nombre de jugadoras de baloncesto de que disponen desde el final del verano.

Pero si uno, pese a todo, tiene prisa o necesita algo rápido, los bocadillos y las raciones están a la orden del día, sin caida de anillos por parte de nadie.

No se sirven cenas porque se cierra entre las 20 y las 21 horas (salvo que quiera realizarse alguna multitudinaria) y además los futboleros tienen allí su espacio para poder seguir los encuentros del Valencia y e Levante.

Lo dicho, que no es un simple bar