Experiencia y fusión

Hay dos cosas que de entrada llaman la atención en este restaurante: la ambilidad y sensata cordialidad del trato y la magnífica disposición en mesa, amplia, con espacios, con un mantel inmaculado blanco,blanquísimo, las Riedel y una florecita, excelente!!!, sencilla elegancia.Esta pulcritud y comodidad en ocasiones se altera por olores que parecen surgir de la cocina.
La coquinaria rezuma experiencia y contundencia. Pantagruélicas presentaciones como la lubina sobre risotto y la magnífica vieira sobre fondo vegetal. Todo resulta gustoso y apetecible,aq quizás no alcance el grado de perfección requerible para la excelencia. Parece, desde mi punto de vista por supuesto, como si todo lo bueno de cada plato se acompañara de algún pero que aleja esta cocina de la perfección. Por ejemplo, la sabrosa ensaladilla rusa reinterpretada, esta muy rica ,pero no parece ensaladilla, más bien, contiene sus ingredientes. La vieira es excelente , st en su textura pero parece contener algunas durezas incomestibles. El helado de pimiento resulta sensacional y sorprendente , pero cuesta integrarlo con su licor, que parece percibirse fuera de juego.
Bueno son opiniones como siempre muy subjetivas, en definitiva un buen restaurante, donde se disfruta de ingredientes gallegos con interpretaciones italianas y dónde se podría sugerir una mayor reflexión en la construcción de los platos para alcanzar altas cumbres.

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