Lo bueno y barato aun existe

Bar de menú sin más pretensiones que dar de comer bien. A Buchaca no es un sitio bonito, su comedor es pequeño y poco luminoso, el mobiliario muy sencillo y la decoración brilla por su ausencia. En la barra normalmente Iria, una de las hijas del negocio regentado por su familia, de sonrisa difícil y muy orientada al trabajo, pero el producto es un lujo que muchos otros restaurantes con una presentación infinitamente más cuidada les gustaría tener. Has de ir con alguien de allí para conocerlo y así fue nuestra suerte, desde hace ya algún tiempo. Aun recuerdo, años atrás, cuando nos sacaron una palangana con el producto que nos servirían, y que alguien de su familia que cuenta con barquita y que con mucha frecuencia sale a la mar, había pescado el día anterior. Imprescindible pedir las almejas a la marinera, los chipirones de la ría que sirven acompañados con unas deliciosas patatas fritas, y acabar con una caldeirada de cualquier pescado que tengan del día. Sí o sí reservar la mesa que tienen en el porche para disfrutar allí de todos estos manjares.

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