Situado en el corazón del Parque Nacional de Monfragüe. Bar en el exterior y restaurante en el comedor anexo. Decoración anodina. Mesas muy juntas.

Amplia oferta culinaria tanto de entrantes, primeros, como de segundos. Los postres caseros y de estilo tradicional.

La carta de vinos se centra en los tintos y básicamente en los de la tierra. Coperío malo y servicio del vino inexistente.

Nuestra experiencia para comer consistió en: revuelto de trigueros, cochinillo al ajillo y solomillo de venado, de postre una cuajada con miel de Monfragüe y Flan de Bellota, para beber dos cervezas y una botella de Pitarra de Lagares, sólo soportable acompañado de la comida. Todo ello por 49.60 euros para dos comensales.

Seguramente la mejor oferta culinaria en el interior del bonito Parque Nacional de Monfragüe.