Calidad y Calidez

Restaurante referente en Hondarribia, que acaba de cumplir 46 años de servicio en una plaza tan complicada y exigente como lo es la villa marinera. Su éxito se basa en ofrecer un producto de primera, pero sobre todo un trato cálido y personalizado al comensal, haciendo que este se sienta como en casa.

Otro de los puntos fuertes del local es su gestión de RR.SS, imprescindibles hoy en día aunque muchos hosteleros aún no se hayan dado cuenta, así como la funcionalidad y transparencia de su página web (www.arrokaberri.com), que detalla con precios y sin animaciones inútiles sus cartas de comida, vinos y menús. En la misma web podréis encontrar además una pequeña y cuidada guía de los rincones pintorescos del pueblo (incluye fotos).

Respecto a nuestra visita, acudimos a celebrar una comida de boda íntima (9 pax) para la cual los novios habían elegido el menú Fuenterrabia (53€/pax), cambiando uno de los entrantes (ravioli por pimiento relleno) y los vinos (elegidos de la carta por un servidor).

Desde que entramos al restaurante todo fluyó con naturalidad: Nos recibe la responsable de reservas con una amplia sonrisa y el jefe de sala nos ofrece guardar nuestras chaquetas.

Nos acomodan en la mesa e inmediatamente nos traen la carta de vinos de la que seleccionamos los siguientes:

- Guitián Godello '18 (16€): Bodega pionera de Valdeorras que sigue elaborando blancos de mucha finura. Pese a su juventud estaba plenamente disfrutable y gustó su perfil de acidez contenida y nariz sutil.

- Ochoa Lágrima Rosa '18 (10€): Rosado de sangrado que suma a la garnacha (40%), merlot (40%) y cabernet sauvignon (20%). Intensamente frutal, con elegancia (sin chucherías) y muy gastronómico.

- San Román Prima '16 (17€): Tinta de Toro que se presentó algo cerrada de inicio, aunque tras unos minutos mostró toda la calidad que atesoran los vinos de la familia García. Como curiosidad, le encantó al suegro, bebedor habitual de riojas clásicos.

Vinos dados a probar, presentados en buenas copas y a Tª perfecta con su cubitera (salvo el tinto, claro). Rellenado de copa constante por parte del personal de sala, hasta por el jefe de la misma, quien estaba a todo con el comedor lleno. A destacar los precios contenidos del vino (menos de PVPx2).

En lo que al condumio respecta comenzamos con una degustación:

- Aperitivo de la casa: Dos en concreto, un refrescante vermut con espumoso para abrir boca y un sabroso vasito de salmorejo con queso crema.

- Ensalada de cigala con tallarín de chipirón y vieira: Ensalada templada con tomate cherry, lechuga (hojas y medio cogollo), chipirón y vieira cocidos y media cigala tamaño XL planchada, exquisita. Puntos perfectos, quizá hubiese preferido los moluscos planchados también.

- Pimiento verde del piquillo rebozado y relleno de rabo de buey con salsa de piquillos: Presentado con una lámina de pan tostado aparte y el piquillo sobre una base de salsa del relleno, napado con salsa de piquillo rojo. Delicioso

- Arroz bomba cremoso con hongos y foie fresco: Punto perfecto de los tres ingredientes, acompañados de otra lámina de pan tostado para acompañar. Sencillez y suculencia.

- Sorbete de mandarina y txakolí mientras elegimos el plato fuerte, con buen equilibrio entre acidez y dulzor.

Elección variopinta para el plato principal. Mi elección fue:

- Lubina salvaje a la parrilla: Lomo presentado con la piel tostada y la carne en su punto, quizá con un punto de falta de sal. Acompañado por unas ricas verduras al vapor (calabacín, guisantes, zanahorias, brócoli y patata), con un gustoso sabor a vinagre.

Comentar que tanto el solomillo de vaca a la parrilla como el cordero lechal (ofrecieron distintos cortes de este último, a elección de los comensales) estaban espectaculares.

Terminamos con una degustación de postres caseros de gran nivel: torrija, tarta de queso crema, una especie de tiramisú y sorbete de fresa y un par de detallazos: una tarta de chocolate cortesía de la casa por la boda y otro postre adicional porque la novia había cumplido años la misma semana.

Panes de chapata (blanco y de semillas) correctos, buen agua mineral (Monte Pinos 1,5L) y cafés para rematar.

Si la comida gustó mucho a todos los comensales, el trato fue de matrícula de honor: A pesar de estar la sala llena, todo fueron caras amables y el equipo, perfectamente engrasado, hizo que no faltase de nada en la mesa.

De nota también el que nos tomasen una foto de recuerdo y mandasen varias copias a casa de la novia. Detalles que hacen de un día especial algo inolvidable y explican la reputación del local.

Muchísimas gracias de corazón a todo el equipo por estar a la altura de lo que un día así requiere. ¡Enhorabuena y volveremos!

 

  1. #1

    Tantra84

    Fe de erratas: Son 48 años de trayectoria los del Arroka, y no 46 como indicaba en la crónica. Mucha fuerza y a por las bodas de oro!!

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