Mediocridad

Buscando restaurante donde comer cerca de la dirección donde ibamos, con 40º a la sombra y lo único que encontramos abierto fue éste mediocre restaurante. Debo añadir que la panda no era pequeña puesto que se componía de 12 comensales.
Local de decoración moderna y bastante nuevo, con escasa separación entre mesas para aprovechar al máximo el limitado espacio del local, y donde las botellas de vinos están sobre la mesa a temperatura ambiente.
De la comida nada especial que resaltar salvo los espaguetis negros con gambas y el secreto ibérico que estaba tierno y sabroso que merecieron la pena tomar, el resto de platos se compuso de Block de foie, ensalada de pollo, surtido de verduras con bacon, revuelto de morcilla, rollitos de verduras y voletus con foie. De algunos platos se pidieron varios para abastecer a toda la tropa.
Visto el trato al vino, nos decidimos por los refrescos, cervezas, algún tinto de verano y mucha agua mineral.
Terminamos con cafés, infusiones y demás.
El servicio bastante rápido y amable a pesar de que entramos los primeros y posteriormente se llenó el local.
Mesas redondas, sillas incómodas, vajilla y demás...sin comentario. Al menos salimos del paso.

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