Sólo para turistas británicos mal comidos

El lugar es magnífico. Una terraza sobre un precioso campo de golf bajo el intenso sol del sur de la isla. Una construcción de madera fantástica y abundante vegetación. Un remanso de paz.

El servicio es correcto.

La cocina es de tipo internacional estándar para paladares no muy exigentes. La carta de vinos es pobre. Hay alguna especialidad canaria pasable (papitas con mojo, cherne a la placha...).

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