Mejorable, seguro.

Hacia tiempo que deseábamos ir a este lugar. Desde luego las expectativas eran mucho mayores, que lo finalmente disfrutado. Aunque queríamos disfrutar de la terraza, en la acera de la calle, preferimos no hacerlo allí, debido que los vecinos se quejan y la cierran más pronto.
Es el típico lugar donde diseño y cocina se juntan, y te cocinan y sirven todas esas cosillas que tan de moda están ahora. Si vas, y pides lo que todo el mundo te recomienda, pues bien, no esta mal. El atún bueno, destaca el Carpaccio de Gambas, y se acabó. Nosotros por que éramos unos cuantos pedimos un revuelto de bacalao que sabia a quemado, el tipiquísimo jamón con huevo y patata (¿será el plato nacional y no lo sabíamos?), unas berenjenas con miel y tortitas de camarón, nada complicado.
La carta de vinos, pésima, escasa y carente de unidades, casi todo o se había acabado la semana anterior, o, ¡vaya por dios!, hemos servido la ultima botella esta noche. Un desastre.
Pese a todo lleno hasta la bandera.

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