Hacía mucho tiempo que no ibamos a La Gañanía. Tanto, que la última vez que fuimos se llamaba La Gañanía de San Andrés y era más bien una tasca.

Tuvimos la suerte de ir a mediodía, un domingo 2 de enero, por lo que había muy poca gente y nos ofrecieron una mesa en el pabellón abierto que tienen en el jardín junto al cristal panorámico. La vista de la costa norte de la isla en un magnífico día de sol a 21ºC en pleno Valle de la Orotava, ya fue, per se, memorable.

El servicio impecable.

Tomamos dos entrantes:

a. Ensalada de Carpaccio de Cochino Negro con queso curado de Lanzarote. Toda una sorpresa positiva.
b. Ensaladilla con salmón. Correcta.
c. Solomillo en salsa de Cantarellas. Magnífico, sobre todo las setas. Jamás he tomado setas de esa calidad en Tenerife.

Como vino escogimos el manífico Viñátigo Gual 2008. No tenían Baboso Negro.

De Postre optamos por el sutido variado. Estuvo bien.

En definitiva: se come bien, el servicio excepcional y las vistas son únicas. Es un restaurante para almorzar.

En unas instalaciones extraordinarias, donde amén de salón de celebraciones, se tiene la sala de invierno y la sala de verano (de orientación japonesa), La Gañanía se ha convertido en uno de los restaurantes de referencia en la isla de Tenerife.
Cocina actual con productos isleños. Servicio de sala atento con amor a su profesión y prólija en las explicaciones que se le piden. Cuberteria, vajilla y mantelería de primer orden.
Pero lo que le pedimos a un restaurante , amén de estas bellezas exteriores, es que el corazón le funcione, y aquí el corazón está algo acelerado y no concreto.
Probamos tres entradas, dos pescados y una carne, y cuatro postres. Un aperitivo ofrecido por la casa de una sopita de tomate con queso, albahaca. Un tomate sofrito que bien podría cubrir unas pastas, ligero, pero no memorable.
De los menús degustaciones propuesto por la casa, había uno dedicado a la "papa" para celebrar su año internacional, en el 2008¡, y en el grupo de entradas había tres platos que proponían papa, con lo que la presencía del tuberculo, en un grupo de 10 entrantes, era alto. Y el menú degustación resultaba algo anacrónico (¿no sería mejor ir incorporando los últimos platos, como el propuesto para las jornadas del queso?)
Lentejas de Lanzarote con huevo chorizo y tocino. Plato genersosísimo, pero donde habría que impulsar aún más el sabor de la carne.
Ensalada de papa Bonita con salmón de Uga, casi una tapa con unos brotes, papa con mayonesa y unos tacos de excelente salmón de la lanzaroteña población de Uga.
Ensalada de queso cremoso con guayaba, donde las hojas estaban excesivamente cubiertas del aderezo.
Los pescados, una sama y un cherne, son pescados que no tienen un excesivo sabor, y curiosamente una de las presentaciones,la sama con vinagreta de tomtate, amén de excesivamente seca, y una vinagreta de tomate que no aportaba nada, era muy semejante a una preparación que días antes habíamos probado en otro local cercano. Falta de sabor que se podrían compensr o con una mayor utilización de algún aceite, o con caldos que llevaran el mar al plato, algas, lapas, bígaros, etc.
El Cherne, bien de cocción y más sabroso, caía en las redes de una batata que habían pesado el plato de pescado. Una previsión errónea, al volver a dejar en manos del tuberculo cremoso el acompañamiento del plato de pescado.
El plato más sabroso de la noche fue el pollo de corral rellena con frutas, donde más que frutas, predominaban unas insulsitas setas, una salsa con demasiada crema/nata, que hacían del plato un final algo pesado, aunque sabroso.
De los cuatro postres degustados, unas frutas con rojas con merengue, guayaba con galletas, una macedonía muy refrescante, y un sorbete de chocolate, muestran un buen nivel en las técnicas, que tal vez deberían de dirigir el sentido de los platos salados.
Aceite Douro para abrir la cena con una cremita de piminetos.
Bodega, con carta de vinos isleños por copas, de vinos del país y nacionales, con buena selección de zonas y de vinos blancos y tintos.
Probamos un vinos espumoso, Brumas de Ayosa, un excelente Gual de bodéga Viñátigo, Domínguez especial 2009, con negramoll y malvasía, y una copa del baboso de Frontos, Y la casa ofreció unas copas de vino dulce, Teneguía, de La Palma, y dos copas de vinos dulce de Tenerife.
Precios extraordinariamente correctos, y debe ser, en breve tiempo, un restauarante puntero,pero que aún debe de centrarse más en buscar sabor y menos fuegos artifiaciles, pues los juegos de tanto brote no enriquecen ni aportan el sabor que los platos necsitan.