Acudí a éste restaurante guiado por los positivos comentarios que había

Acudí a éste restaurante guiado por los positivos comentarios que había visto y oído sobre él, sin embargo no salí del todo satisfecho.
El local es pequeño, con buena separación de mesas, de líneas y decoración discretas, aunque destacan en las paredes varias litografías originales de Tàpies. Discreto y funcional, pero no lujoso.
La cocina fue quizá la gran decepción. La carta es excesivamente exigua, con pocos platos y variedad para elegir y la elaboración y presentación no pasa de discreta, aunque la materia prima es de buena calidad. Probablemente su nivel sería bueno en otras circunstancias, pero con los precios que se manejan aquí, me pareció bastante flojita. Estuve echando un vistazo a los menús maridados de temporada y tienen muy buena pinta, pero debo juzgar por lo que pedí y comí.
La carta de vinos es amplia, clara y bien maquetada. Hay una buena selección de vinos españoles de casi todas las DO y un buen apartado de vinos extranjeros. Las copas son correctas y hay una buena selección de vinos dulces por copas para el postre. En este aspecto y en el servicio de mesas sí brilla con luz propia.
Es un buen restaurante, pero cuando se habla de precios en torno a los 75 euros por persona, entiendo que el nivel debe ser mucho mayor, especialmente en la cocina.

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