Con la playa a penas a 50 metros descubrimos a éste restaurante muy acogedor con fotos antiguas y con una tradición de más de 50 años como nos comentó el gerente. Comimos en la terraza, la carta, comida típica valenciana, esgallaet, anchoas caseras, gamba rayada de Denia y quisquilla con cigalitas cocidas fueron los entrantes. Todo exquisito.
De segundo tomamos un arroz del senyoret sencillamente sensacional como bien nos había recomendado el camarero. A continuación pedimos al centro los dos postres típicos caseros que nos aconsejaron que son el flan y el tiramisú ambos excelentes. Perdón olvidé mencionar que aunque la carta de vinos no es excesivamente extensa si disponen de referencias que no están incluidas en ella. En ésta ocasión también nos dejamos aconsejar y tomamos un albariño llamado Juanito que nos gustó mucho. Relación calidad-precio buena y servicio rápido y amable.

Lo que hace décadas era un merendero de playa es ahora un restaurante con un agradable terraza con vistas al mar. Tienen un carta de cocina tradicional basada en productos del mar y los guisos típico de la zona (arroz, all i pebre, etc.)
Para empezar tomamos unos tomates de buen tamaño con ventresca, mojama y anchoas; unas navajas a la plancha muy grandes y muy limpias, sin arena. Seguimos con un calamar algo pasado de plancha y un esgarrat con exceso de aceite y corto de bacalao.
Después tomamos marisco a la plancha (gambas y cigalas) de buena calidad y tamaño pero esto disparó la cuenta a la estratosfera (cobran casi el triple del precio de lonja). También probamos un rodaballo rebozado y acompañado de patatas y pimientos realmente rico.
Para terminar unas bandejas de fruta pelada al centro (excepcionales las cerezas), cafés y unos licores.
La carta de vinos es corta y basada en referencias clásicas. Se optó por vino tinto (CVNE Imperial) bien de temperatura aunque acabó en la cubitera. El servicio consiste en descorchar y dar a probar.
En general todo lo que tomamos era de buena calidad y bien cocinado dentro de la sencillez en el trato al producto (la mayoría a la plancha). El problema es que para el precio cobrado, las servilletas y el mantel eran de papel, las copas de vidrio tipo "duralex" y el servicio aunque amable va algo atropellado. En resumen no se justifica lo que se cobra (al menos si se toca el marisco).

Restaurante al que todavía no había acudido. Cenamos en terraza. Servicio veterano, rápido y amable. Carta de vinos y copas correctas. Pedimos para beber dos blancos, Monopole y Antonio Barbadillo, mantenidos en bolsa refrigeradora.
La carta está centrada en marisco fresco y pescados. Nosotros preferimos cenar de tapas: ensalada con mojama, sepionet y calamar plancha y almejas a la marinera. De aperitivo sirven pan tostado con tomate. De postre, escogimos tiramisú casero, que me gustó.
Buena calidad de todo lo servido, a precio razonable.