En otro de mis dias por ir a conocer playas de mi provincia que sabia que existian, pero que nunca había ido, descubrimos este resturante junto a la Playa de la Marquesa, en pleno paraje natural del delta del Ebro, no donde Cristo perdió las sandalias, pero casi.
El restaurante en cuestión es de construcción maziza pero tipo chiringuito, junto al mar ( fui ataviado con mis chancletas, bañador y camisa de playa) con un comerdor interno climatizado con sillas y mesas de madera y uno en la entrada tipo terraza de playa con sillas y mesas de plástico.
Era agosto y estaba lleno, aún así el servicio fue bueno. Cocina basada en el mar con alguna especialidad del Delta. Comimos unos mejillones al vapor y unos calamares a la romana (muy buenos). De segundo una fideuada, excelente!, aunque los fideos un poco gordos para mi gusto. Como postre un menja blanc, que estaba poco cuajado pero bueno de sabor.
Como vino un gewurtraminer viñas del vero, servido a buena temperatura que la cubitera de bloques de plastico se encargo de calentar. Pedimos una con hielo y nos la cambiaron. Servicio le vino, abrir y servir. Carta corta con mayoria de blancos.
Para tintos disponen de una vinoteca climatizada (cosa que me gusto ver).
Manteleria de papel granate con bajo mantel de tela, cubiertos correctos y cristaleria inexistente. No hay Chartreuse.
Grata sorpresa, con buena comida en pleno Delta para comer de manera muy informal en un dia de playa. Volvería, auqnue una remodelación y una capa de pintura no le vendrñia mal.
En la puntuación del entorno cuento el paraje natural del Delta del Ebro.