Realmente sorpredente

Y es que cuando entras por la puerta de la cafetería/restaurante La Senda, ni por un momento (si no vas sobre aviso), esperas la cocina que allí se practica. Empezando por el emplazamiento, en el barrio de Torrero, casi llegando al cementerio, te encuentras una cafetería con un horario un tanto particular para un establecimiento así, y es qeu cuando llega el horario de comidas, se cierra la misma, y empieza el festival.

Así pues, como digo, el emplazamiento puede ser que desmerezaca un poco, empezando porque se trata de una salita al final del local, con apenas sitio para media docena de mesas, que hace que convenga reservar con anticipación (yo conseguí mesa llamando con un mes, para un viernes noche, y fue de pura suerte), y siguiendo por su situación, completamente a desmano de todo, salvo el citado cementerio, y que hace que te tengas que desplazar de propio. EL local propiamente dicho, tampoco tiene gran cosa que ofrecer, ni en decoración, ni en mobiliario, ni en vestido de mesa, pero en serio, ¿qué más da?. Todo esto le da un aire pragmático, en el que los convencionalismos gastronómicos quedan un tanto alejados, y hay veces que se agradece cierta frescura. Quizás sí que se podría agardecer un poco mñas de cuidado del vino, la carta es sencillita, con referencias muy típicas, compuesta por una docena de vinos tintos aragoneses, y otra docena y media repartida entre riojas y riberas, algún Bierzo y algún Toro, otra docena de blancos y rosados, y media docena de cavas y champagnes, quizás oferta en cantidad suficente para lo que es el sitio, pero no muy atractiva en cuanto a las referencias, coperío normal, dispone de armario climatizado, precios subisitos (entre 6 y 7 € de sobreprecio), nosotros optamos por un Dinastía Vivanco Reserva (20€). Servicio joven y atento, participa en esa frescura que comenté antes, la sala la lleva en exclusiva una chica, que se vale ella sola para controlarla, sin que en ningún momento se produzcan más esperas de las debidas.

En cuanto a la comida, menú cerrado, 30€ de un menú degustación que deben variar con cierta frecuencia, bodega y cafés aparte, te sientas eliges el vino y disfrutas. EN esta ocasión, constó de...

- Sopa fría de ajo con sorbete de albahaca y espuma de pimentón. Le falla un poco la puesta en escena, y quizás es el plato más flojo del menú, los componentes po rseparado no decían gran cosa, emzaclado bastante mejor, en conjunto bien, pero como digo, lo mejor estaba por llegar.
- Ensalada de esferas de sandia, mandarina y parmesano: Original y sabrosa, creo se juega con la gelificación o esferificación, jugando con dichos productos, de forma que se rompen y se mezcla con la ensalada. Refrescantes platos, que vienen de maravilla en este tiempo.
- Huevo escalfado con jamón, bechamel de cebolla, hongos y ceniza de patata: Sensacional, nueva reinvención de los huevos rotos, pero excelente, curiosa la ceniza de patata.
- Atún (blanco) marcado a la plancha, sobre salmorejo y helado de pimiento rojo. Muy bien también, quizás el salmorejo se apoderaba un poco del atún, pero nada por lo que haya que dramatizar.
- Rocas ahumadas de rabo de toro con reducción de moscatel: De nuevo, sorprendente plato, sobre todo en la puesta en escena, ya que la apariencia es de 3 o 4 cascotes de ceniza rellenos de rabo de toro unos y de patata otro, a los que se les añade un vasito con la salsa de moscatel, quizás se quedan un poco resecos (a pesar de la salsa), pero el resultado es óptimo, curioso el sabor ahumado que le proporciona el envoltorio.
Y para terminar el postre...
- Flan de café, helado de cerveza negra y zumo de cerezas: bien, en especial el helado de cerveza, muy suave.

Total 89 € de 2 personas, a razón de 30 € por menú, 20 del vino, 5 de un pacharán, cafés y agua. Por el menú servido me parece un precio excepcional, a pesar de que la materia prima es bastante asequible (calidad razonable de productos relativamente baratos), no estaría tampoco mal, que en alguno de los servicios se optase por un menú con productos más selectos, aunque eso conllevase un incremento del precio ese día.

Resumiendo, cocina creativa, haciendo uso de técnicas modernas, hay quien podrá decir que es un quiero y no puedo, para mí es una brillante forma de acercar esta nueva cocina al gran público, sin necesidad de tener que pagar 80 € el cubierto, alejado de escenarios más selectos, repetiré sin dudarlo.

Si alguien quiere ver la foto de algunos de los platos, pueden visitar su facebook.
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