Como bien sabes, esto de los restaurantes no es una ciencia exacta y nadie escapa de un día malo, yo llevaba más de un año sin ir por allí (desde una cata que hicimos de Lafarge) y lo cierto es que me pareció igual que siempre, quizá solo hacen 4 cosas pero las hacen bien y sin complicarse. Lo que sí me extraña es lo del vino, porque es un sitio donde se cuida, de hecho de disfrutado de grandes botellas por allí como un Hermitage La Chapelle 94 de Jaboulet, un Barolo La Rosa 1990 de Fontanafredda, un Dow’s Quinta do Bomfin Vintage 1986, un Clape Cornas 1996, un Bussia Soprana 1997 de Conterno, un Ridge Lytton Springs 1997, un Barca Velha 1991, etc. etc, vinos siempre bien servidos, tratados y conservados, incluso bien de precio, puede que haya sido un fallo de los camareros, no sé. Yo sí que volveré, tampoco es que lo frecuente mucho pero de vez en cuando no es mala opción.
Saludos,
Eugenio.