Acogedor, pero nos decepcionó la comida

Restaurante vasco-navarro situado en el Brillante, zona residencial en la parte alta de Córdoba donde se puede buscar un poco el fresco en las calurosas noches veraniegas. Ubicado en un chalet, está un poco escondido, pero la entrada es muy bonita. Tiene un salón pequeño y muy acogador, aunque en verano las mesas están montadas alrededor de la piscina. Había en total 4 ó 5 mesas, y las vistas de Córdoba eran impresionantes. Atiende las mesas la dueña, con un trato muy familiar y amable. Por lo demás, la carta tiene bastantes entrantes, pescados y carnes. Carta de vino muy normalita, y vino servido en copas muy poco adecuadas. De entrantes tomamos: salmorejo (muy normalito y para mi gusto con demasiado vinagre, con presentación poco refinada en cuenco), mousse de foie con escabeche(tres rodajitas de mousse de foie de lata de calidad muy baja) y mejillones rellenos. Después la especialidad de la casa: el bacalao al pil-pil, la verdad es que muy flojo, con una salsa demasiado sabrosa y pastel de carrillada ibérica, no estaba mal pero no para 16 € que costaba el plato, con salsa industrial. De postre tarta de queso, también industrial y con caramelo de fresa. No ofrecieron ningún licor. En resumen, agradable cena por el trato y el entorno, pero decpcionante cocina, esperábamos más.

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