Un sitio correcto que cumple las expextativas. Lo mejor, el trato y la abundancia de las raciones, con un entrante y dos segundos come de sobra una pareja. La comida normal (quizá lo mejor los platos manchegos, con el gazpacho pastor o el morteruelo a la cabeza), así como el precio (para nada desorbitado). Buena ubicación, pues si se queire dar luego una vuelta por la villa este sitio está en plena plaza mayor.
San Clemente es de esos pueblos cargados de historia y en donde se ve claro el explendor que tuvo hace unos siglos atrás. Bien merece la visita al igual que la merece este restaurante si es que decides hacer un alto en el camino. Restaurante que es hostal a la vez, y que cuenta con una magnífica terraza para un tapeo cuando se pone el sol, porque en La Mancha profunda a ver quien es el guapo que sale en verano antes de las 20:00 h.
Situado al lado del ayuntamniento renacentista, hoy convertido en museo, forma parte de la estampa de una magnífica plaza.
Comedor semirústico, de vajilla marcada como es habitual en los hoteles que guardan los detalles, copas decentes sobre la mesa que sirven para la mayoría de los vinos de la carta. Una carta con buenísima representación de los vinos manchegos, nada cara. Cuenta con una pequeña bodega subterránea en el propio comedor. El sitio en sí tiene encanto.
Personal inmigrante que sin derrochar simpatía si es diligente y por lo tanto cuidado, y me refiero a que suele ser el mismo, eso da buena señal.
Presentación cuidada dentro de una cocina tradicional y regional con raciones abundantes, por lo que al final acabas comiendo muy bien.
Para compartir pedimos unos chipirones plancha, muy tiernos, es curioso, y eso lo vengo constatando hace ya mucho tiempo, que comas a veces mejor pescado en el interior que en la costa, muy buenos.
Seguimos con un revuelto de la casa, muy generoso en cuanto a ingredientes y cantidad, setas, pimiento del piquillo, jamón, langostinos... junto a cuatro triangulitos de pan frito.
Sopas: castellana y de ajo, la que elegí yo, la de ajo, muy buena, láminas de ajo junto a otras láminas de serrano en el fondo y huevo. Veo esta sopa más típica de La Mancha que la otra.
Platos principales: Rape en salsa de langostinos, lo probé y estaba muy bueno. Y pierna de cordero lechal asada, buen sabor de asado, muy cargada de ajo, pero un tanto reseca, como de recalentado, por lo que tuve que desmenuzarla para que se mezclara con la patata asada de acompañamiento y el jugo del propio asado, buen recurso este.
Como no nos cabía el postre, pasamos directamente al café, que por cierto, encuentro siempre bueno y no solo aquí, sino en toda la zona.
El vino fué un Pago del Vicario Petit Verdot rosado del 2008 (10 €). Dado a probar primero y con su cubitera al lado para ir jugando con la temperatura.
Recomendable, tanto para comer, como para tapear en la terraza como he podido comprobar en otras ocasiones. Seguro estoy que las habitaciones son también a tener en cuenta.
Volveré seguro.