Las cosas claras. Que nadie espere aquí protocolosni actualizaciones, a La Chata se viene a comer producto, sobre todo pescados frescos-fresquísimos, algunos guisos, mariscos, croquetas, ensaladas, carnes. Y se hace en cantidad , calidad y a precio razonables. Muchas mesas, casi siempre llenas, bien atendidas , pero sin amabiliddes, contemplaciones, incluso de vez en cuando alguna mala cara, pero se soporta porque mientras gustosamente llenas la barriga, te fijas en los precios y dices: encima no es caro...
Se puede encargar el producto con antelación, pedir una mesa junto a la ventana o en la terraza si hace bueno. Recomendable en este sentido y reformado el año pasado
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