Este es "el otro" restaurante que intenta copar el primer puesto de la gastronomía en Santiago (el primero, a mi gusto, Europeo). En este caso con vocación marinera. Carta basada en la materia prima local pero más elaborada.
Sala amplia, con buen separación entre mesas. Decoración moderna sin llegar a ser fría. Servicio atento y aparentemente profesional, hasta que...
El único detalle antes del postre fue un mini-sorbete de maracuyá con una capa de algo que no recuerdo.
Cena para 1 pax:
Machas (lapas de buen tamaño) gratinadas con grana padano, salteado con tomate y salsa de vino blanco. Sinceramente no me gustó. Cuando apenas se encuentra el componente que da nombre al plato, pierde interés.
Marlín (pez vela) con cous-cous oriental, demiglacé y toques de puré de berros. El pescado servido en plan tataki, marcado por fuera y crudo por dentro. Me resultó un pescado fresco, pero sin apenas sabor. Me gustó la guarnición de cous-cous con camarones.
Postre: Pedí un coulant de chocolate. En un par de minutos me sirvieron una degustación de chocolates que no me convenció en absoluto (por ejemplo unos trocitos de brownie intragables). Le pregunté al sumiller si no había habido un error. Me contestó que esa era la forma del restaurante de entender lo que era un coulant (???). Pasados unos minutos (no soy de los que me callo) le pregunté esta vez al maitre si no había habido un error en la comanda. Confirmó entonces que había un error, y que enseguida me traerían el coulant. Finalmente lo probé y la verdad es que tampoco era de nota. Lo acompañaba un sorbete de yoghourt y salsa de frambuesas.
Carta de vinos amplia pero nuevamente centrada en vinos chilenos y organizada, cómo no, por viñas. Sumiller atento pero con cierta tendencia a llevarme a los vinos más caros. Al final me decidí por un Morandé Sauvignon Blanc Edición Limitada 2009, servido a buena temperatura y en copas buenas. El problema es que la botella se la llevan y tuve que pedirles no menos de tres veces que me rellenasen la copa.
Precio final: 65€ (aprox. por el cambio; incluye una botella de agua).
Nota: El segundo problema fue que me querían cobrar por el vino justo el doble de lo que marcaba en la carta. Tuve que pedir esta y enseñarles el precio. Ni se disculparon.