Repetimos....y repetiremos.

Hace ya unos meses de nuestra visita a éste local para disfrutar de sus extraordinarias carnes a la brasa, pero no quiero perder la ocasión de reseñar ésta nueva experiencia gastronómica, resultando plenamente satisfactoria.

Como en la vez anterior, nos permitieron la aportación de nuestro vino que consistio nuevamente en un Pisón de añada 2004, y un Pingus 2001. El servicio abonado fue de 6 euros, lo cual considero un precio razonable. En nuestra visita del día 11 eramos 4 comensales y en la del día 19, 8 comensales por lo que tuvimos que añadir de la casa inicialmente una botella de Cepa 21 del 2006 (28,90 euros). El precio medio prácticamente sin variación, 27,50 y 27,25 euros/persona respectivamente.

Como entrantes para compartir unas anchoas del cantábrico (de buen tamaño), sobre un fondo de tomate natural y un excelente aceite de oliva; platos de jamón y queso curado, chorizo criollo, chistorra, y como no podia fallar por recomendación del dueño como buen vasco y siempre tan amable, kokotxas de bacalao. Todas las raciones son generosas con mención especial para el plato sugerido, por el buen trato y elaboración en cocina, de buena textura, sabor, finas y en su punto.

Lo que evidentemente no podian fallar eran sus carnes, hechas al estilo argentino, por un señor argentino muy amable y agradable de trato, lamentando sinceramente no recordar su nombre, aunque ello no quita para agradecerle las explicaciones con todo lujo de detallas, sobre las bondades de las distintas carnes y propiedades de cada una, así como su elaboración idónea. El solomillo, bife y churrasco de ternera, cada una en su contexto resultaron en su punto, fustosas y muy tiernas. Pero en ésta ocasión nos atrevimos a probar las entrañas de ternera por aquello de la novedad. Se que el nombre inicialmente puede representar un rechazo para algunas personas (el dueño tambien es consciente), pensando en lo que conocemos habitualmente por entrañas, tripas, etc., con los que se suelen elaborar los callos, pero nada más lejos de la realidad. Se trata de la parte baja del costillar donde termina el hueso, y realmente merece la pena probar, especialmente para aquellas personas que les guste la carne con marcado sabor, pero no exenta de buena textura y tierna, una vez eliminada la piel que la envuelve.

Tras el festín de carnes, algunos pudieron disfrutar de los postres caseros como pudin de cuajada y queso, cortaditos de hojaldre, arroz con leche y soufle de chocolate.

En cuanto a la bodega permanece sin variación respecto a mi comentario anterior, con precios ajustados al momento. Las copas para el vino correctas. Igualmente el local permanece inalterable, aunque en una de las dos visitas cenamos en la terraza exterior y las sillas resultan algo incomodas cuando se alarga la velada con tertulia.

El servicio sigue siendo profesional, atento y familiar, haciendote sentir agusto.

En el precio por persona se incluye los refrescos iniciales, aguas, así como café é infusiones finales.

Por supuesto volveremos.

  1. #1

    Latrufa

    Me ha alegrado leerte, vaya vinitos que llevaste je je
    Un abrazo.

  2. #2

    Wyllys

    en respuesta a Latrufa
    Ver mensaje de Latrufa

    Ya sabes amigo...cuando se sale, se sale, salir por na no merece la pena. Eso sí, siempre llevo la despensa a cuestas :-)
    Un abrazo.

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