Una propuesta japonesa muy interesante

Dentro del espacio gastronómico de Ginkgo Biloba cada viernes noche se puede disfrutar de un menú con platos de cocina japonesa.

La comida japonesa no es mi fuerte aunque la encuentro interesante y la probé en Estados Unidos de la mano de compañeros japoneses algunos especializados en pastelería que había en la Residencia.

Aperitivos: Sopa miso (templada), Foie de rape (lonchas con un corte fino y textura muy suave) y Judías de soja (se come las habitas que hay dentro).

Platos que se sirven de golpe y según la gastronomia japonesa se va picando de todo un poco:
- Sushi y Sashimi moriawase: Variedad de Sashimi y Sushi (atún, pulpo, gamba y salmón) con salsa de soja y wasabi.
- Yakiudon: Fideos udón salteados con verduras y gamba con bacalao desecado
- Filetes variados de salmón, pez mantequilla (nos comentó la cocinera que era parecido a tiburón pequeño y muy utilizado en la cocina japonesa y se conoce como mantequilla, porque dicen que cuando te lo metes en la boca, es como si tuvieras una bola de mantequilla). Yo no he encontrado ese sabor, me ha parecido sabroso y algo cremoso, pero no la untuosidad que comenta.
- Empanadillas de verduras a la plancha que estaban deliciosas
- Hire no tataki: Filetes semicrudos con mostaza (buenísimo)
- Papillote de salmón con salsa de miso dulce y sésamo.
- Daifuku, un dulce japonés que me encanta, en esta ocasión un Mochi relleno de té verde (aunque podía ser con fresas, nata, hierba yomogui con judía de soja y cafñe con judía de soja) (2,50 euros)

El postre (2,50 euros), el café/infusión (1,20 euros) y el vino no está incluido en el menú (20 euros IVA incluido).
No tiene carta de vinos y tiene muy poquitas referencias, escogimos Mas d'en Pol Clua Blanco 2009 (D.O. Terra Alta) que marida muy bien con este tipo de cocina.

El local dispone de Cerveza japonesa Sapporo (4 euros), refrescos (1,60 euros), 4 chupitos de Sake (4 euros) y 8 chupitos de Sake (6,50 euros).

Su intención es ir cambiando la carta cada quince días. Es de agradecer que Anna, la cocinera después de haber servido a todas, vaya una por una, preguntando qué tal hemos comido y respondiendo a todas nuestras dudas. El camarero que nos atendió la mesa no estaba muy puesto en este tipo de cocina y las respuestas nos las daba otra compañera.

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