Bistrot familiar situado entre el Campo de Marte y el Pont de l'Alma. Decoración rústica presidida por un mural con una fotografía del pueblo de Sancerre, de donde también son muchos de los vinos que ofrecen. Cocina tradicional francesa. Mesas pequeñas y juntas. Como llegamos bastante tarde y el local estaba práctimante vacío, nos juntaron dos mesas. Sin lujos. Copas pequeñas y muy sencillas. Servicio afable y cercano. Público local. Disponen de una buena carta de vinos a copas y medias botellas (te ponen una botella entera y te puedes beber la mitad). Tiene un plato del día a 12,50€.

Almorzamos una quiche con ensalada (delicioso plato del día) y una Andouillette (contundente, sabrosísima y que mejoró con una pizca de pimienta) con patatas fritas.

Media botella de un Cotes de Castillon que acompaño a la perfección a la Andouillette y un café completaron el almuerzo.

Tiene una pequeña terraza.

Un local muy agradable y bien de precio