Cercano al rio Segre de Lleida, encontramos un singular y moderno restaurante que poco a poco se va afianzando como una de las pocas referencias gastronómicas de esta ciudad que no destaca ni mucho menos por tener ningún "templo" en lo que a restaurantes se refiere...

El local, sufientemente cómodo, quizás algo frío, ya indica que no estás en un lugar cualquiera, por su mobiliario y su distribución. La carta, elaborada y diferente, también. Destaco el carpaccio de gamba roja que me pareció sublime. Nunca había comido un carpaccio semejante. Hongos de temporada en un sutil revuelto también nos pareció un plato más que aparente. Finalmente, de segundo nos decantamos por un arroz. Aquí tienen más de ocho ó nueve tipos de arroces. El que degustamos más que bien resuelto y gustoso, y por supuesto el grano en su punto.

Si alguna vez he de repetir lo haré con gusto...eso sí espero que haya alguna mesa más porque si no te hace la estancia poco cálida...El precio por arriba, eso si!!