Cocina de casa gallega

Vidal es uno de aquellos lugares que no aparecerá nunca en ninguna guia de gourmets y ni tan siquiera en aquellas más sencillas. El local es lo suficientemente acogedor como para estar cómodos y agusto comiendo, aunque a la hora del aperitivo puede resultar un tanto ruidoso, ya que su larga barra convive con las mesas del propio restaurante y con la animada clientela que en cuadrillas van pasando a refrescar el gaznate con un vino y a contentar el estómago con el pincho que ofrecen. En el verano es muy frecuentado por familias de madrileños, leoneses y lucenses (amén de los coruñeses) que tienen en la localidad (Miño-Perbes) sus apartamentos para ir a su afamada playa en la época estival, lo que hace en muchos casos imprescindible reservar si uno no se quiere quedar sin comer.

El trato es amable y familiar. La comida, sin alardes ni pretensiones de ningún tipo, está preparada con mimo y basada en los productos de la zona y del día. Las almejas a la marinera son una buena manera de empezar, así como los chocos en salsa o unos simples pimientos de padrón en temporada. De segundo, siempre hay una buena chuleta acompañada con patatas fritas, y especialmente recomendables son sus pescados que preparan al gusto. Merluza, raya, sargo ó lubina son habituales, y en caldeirada, fritos o al horno sus maneras de prepararlo. El truco: pescado fresco y de lonja, nada de piscifactorías.

Por lo demás, no es este un lugar para venir a catar vinos. En tintos, riojas clásicos y sencillos, y en blancos, albariños y ribeiros. Las copas bien, y el precio también!!.

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