Nobleza gallega

Restaurante sin mayores pretensiones regentado por el propio matrimonio, que se encarga de cocinar y servir para un número reducido de clientes (por lo menos así ha sido cuando lo hemos visitado). Manolo, el dueño, se muestra como una persona reservada, al igual que su mujer, pero a medida que lo vas conociendo te das cuenta de el gran conocimiento que posee en torno a la cocina, y los contactos con los que cuenta dentro de este mundo. Especializado en pescados y mariscos muy frescos y tratados con mimo. En temporada de setas, presenta un abanico amplio de posibilidades ya que es otra de sus pasiones, pero para mí su mejor producto es la carne de ternera que le traen especialmente de O'Cebrerio (Lugo). No recuerdo un solomillo más exquisito en la ciudad de Barcelona, que el que puedes comer allí (lo cortas como si fuera mantequilla y de sabrosísimo sabor), acompañado con patatas kennebec de Galicia (blancas, harinosas y fritas en sartén de hierro como mandan los cánones y las viejas costumbres).

El local es casero pero muy cuidado, lástima que como buen gallego, descuide el marketing externo,... o mejor para los que seguimos valorando la excelente materia prima frente a otros que se decantan por otros criterios (miles de reducciones sobre carnes y pescados de aséptico sabor, acompañados por patatas congeladas o ensaladas florete, eso sí perfectamente ordenados en el plato y en un ambiente extremadamente cool...), ya que eso nos garantiza que no morirán de éxito, ni sufrirás overbooking cuando allí vayas. De vez en cuando, algún político te encuentras, debido a la proximidad de una de sus sedes.

Finalmente añadir, que cuando te conocen, su esmero en el trato ya alto de por si, llega a su máxima expresión.

  1. #1

    Manolitocucharas

    Hasta siempre Manolo. En paz descanses y un fuerte abrazo a su familia a la que por desgracia no tuve la ocasión de despedirme. Ahora A Nosa Casa está regentado por un grupo de jóvenes con aparente buena intención, que no deberían perder la esencia de lo que fue ese local. La barra sigue mostrando productos de la mar, pero con menor presencia y colorido que los que había antes. En esta ocasión solo una copita de Rías Baixas. Ahora pizarra con menú en la entrada con platos que poco tienen que ver con los que te ofrecía Manolo en su carta, donde la calidad y las raíces gallegas estaban siempre presentes. Sea como fuere mucha suerte a los que empiezan.

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