Local céntrico, decoración acogedora sin llegar a ser sobrecargada y mesas privadas si lo deseas. Lo mejor es dejarse aconsejar por Roberto que te recomendará lo más fresco que tenga en ese momento. La materia prima es de calidad y el precio la acompaña. No esperéis gran cocina de autor con cremas y esterificaciones, es cocina de la de siempre con muy buen trato. A mí no me defrauda.

Local de reciente apertura de uno de los empresarios más avispados del sector.
De ambiente muy moderno y de pretendidos sabores clásicos.
Picoteo en la zona de barra con clásicos de la zona, pulpos, caballitos, almejas, estas muy viejas, con exceso de picante y en un estado algo lamentable. Quesos, ensaladas.
PAra beber El Perro verde.
Servico algo borde, pero con ganas de agradar.
Experiencia fallida, tal vez el lunes no era el mejor día para ir.