Muy bien

Situado a escasos metros del museo Rodin se encuentra este restaurante intimo, con pocas mesas y buena separación entre ambas. Acudimos con reserva hecha por el hotel el día anterior. Acogida cordial por el jefe de sala, correcto y servicial en todo momento, interesandose por nosotros y por Barcelona. Para empezar nos ofrecieron un panecillo relleno de aire y queso (no puedo con el queso... que a mi acompañante le encantó). Pedimos el menú déjeuner: entrante, plato y postre, con dos primeros, dos segundos y otros tantos postres para elegir. Cómo entrante terrina de cerdo sobre apio y una crema no sé de que con berberechos (estaba bueno), de segundo ternera con crema de guisantes y puré de calabaza (espectacular, con un cierto sabor a mandarina); y de postre como una especie de islas flotantes (nos gustó, pero por lo visto no demasiado ya que no nos acabamos de acordar...). Para beber dos aguas y dos copas de borgoña tinto del que tampoco nos acordamos el vino. Buén cafe y petits fours consistentes en unos caramelos de fruta de la pasión y mango.

Cookies en verema.com

Utilizamos cookies propias y de terceros con finalidades analíticas y para mostrarte publicidad relacionada con tus preferencias a partir de tus hábitos de navegación y tu perfil. Puedes configurar o rechazar las cookies haciendo click en “Configuración de cookies”. También puedes aceptar todas las cookies pulsando el botón “Aceptar”. Para más información puedes visitar nuestra Ver política de cookies.

Aceptar