Una ducha de agua fria

Tras nuestra buena experiencia del 2011 decidimos volver a cenar a este restaurante asador asturiano.
Si no hubiese hecho un buen comentario en nuestras 2 anteriores visitas, ni siquiera lo mencionaría porque no merece la pena.

Restaurante semi-vacio por un miércoles por la noche víspera de festivo. Nos colocaron en la sala interior. Poca gente y mucho ruido, gritos de niños... ambiente bastante desagradable.
Compartimos para empezar una ensalada de pulpo. El cefalópodo estaba durisimo y el plato era de una notoria insipidez.
Seguimos con 2 solomillos de buey. El mio estaba bueno y muy poco hecho, tal como lo había solicitado, en cambio el de mi mujer estaba, por una parte mal cortado y por otra incomible pues estaba demasiado hecho y según ella no parecía demasiado fresco. Pedí que transmitieran mi descontento al patrón y todavía espero una respuesta. Me parece una falta de educación y un "jemanfoutisme" total del restaurante hacia el cliente.

De postre, compartimos un flan de queso, bueno y terminamos con 2 cafés y 2 chupitos ofrecidos por el restaurante. Regamos la comida con un Ramón Bilbao y una botella de agua. El pan fue mediocre.

Pagamos 34,80 €/persona. A la vista de como comimos la relación calidad-precio me parece malisima. O han cambiado el cocinero o han decidido formar parte de la Orden de los malos restaurante. No volveré.