Pobre impresión la de este restaurante que lleva abierto desde 1960 en la zona de Estrella-Retiro. El salón antiguo y triste, el servicio mínimo y la comida pasable, pero sin ninguna sustancia ni gracia. Tomamos croquetones de gambas (bien), ensalada de bacalao (normal), brocheta de merluza (normal), rabo de toro (bien) y mi ventresca de atún a la plancha era la mitad de un atun pequeño, pasadísimo de punto.
Pocos vinos (de gama barata) y escandalosos precios 400%. No se puede cobrar un Barbadillo o un Monopole a 16€ o en tintos, un Coto crianza a 18€. Estuvimos a punto de tomar cerveza.
Precios elevados para lo que se come.
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