Restaurante histórico situado a pie de playa. Ambiente acogedor, de venta

Restaurante histórico situado a pie de playa.
Ambiente acogedor, de venta histórica. Nos situaron en el comedor de abajo, con mesas espaciadas. Servicio atento y simpático por parte del camarero. No tanto del que nos tomó nota. Una tapita de fabada de cortesía. Sin detalles en la sobremesa.
Comida para tres. Entrantes: 3 tortillitas de camarones (excelentes); 1 tartar de atún (exquisito); 1 arroz del señorito (todo pelado) a compartir entre dos (muy bueno).
De segundo: 1 carrillada ibérica (muy buena); 1 solomillo ibérico en salsa de foie (bueno) y tarantelo de atún a la plancha (demasiado hecho, a mi gusto).
Postres: Tarta de queso (riquísima) y leche frita con helado (muy bueno).
Carta de vinos bastante larga, incluso en vinos tintos. Actualizada. Precios muy subiditos (x2.5). Pedimos Pazo de Señorans 2006 (17,62€ + IVA). Bien servido y atentos a rellenar sin agobiar.
Precio total: 137,03 (inc. IVA)