Local sencillo con cierta amplitud y una correcta separación de mesas. Algo ruidoso para cenas con cierta intimidad. Informal.

La cocina es la típica de un asador norteño, basada en una buena materia prima con poca complicación de cocina. Ofrece los típicos entrantes esperados, unos pescados frescos bien tratados y una carne de buen género amén de algunos arroces. Postres caseros sabrosos, sin mayores complicaciones en las elaboraciones.

Carta de vinos exigua y comercial, basada en Rioja-Ribera en tintos, con algún cava o blanco gallego de complemento. Vinos servidos a temperatura ambiente. Copas flojitas, aunque bajo petición traen algo mejor. Precios también comerciales, tienda por dos. Suspenso en este aspecto. Servicio de mesas con interés pero sin brillantez.

Un típico asador vasco que en Madrid se repite por centenas y que no tiene el mayor interés. Para comer sólo un buen producto, me lo hago en casa y con mejores vinos. Muy caro (50 euros pax.). Menos mal que me invitaron…