Local nuevo (cuatro meses), con aspecto de modesto bar de barrio limpio y

Local nuevo (cuatro meses), con aspecto de modesto bar de barrio limpio y cuidado. Cocina peruana. Carta corta pero con visas de ser ampliada, nos informó el cocinero. Comimos tamal con cebollita picada, genial el contraste. Ceviche: pescado macerado en limón, acompañado de maíz en "dos texturas", como quien dice, cebolla y patata; sorprendente. Papa a la huancaína (con una salsa de queso) suave y buena, pero le faltaba fuerza. Arroz verde con guisantes, pato y cilantro buenísimo. El cocinero tuvo a bien darnos a repetir de este último sin cargo alguno. Con tres cervezas peruanas a precio bastante aceptable (2 euros: son de importación), una Inca-Cola (refresco peruano que recuerda al guaraná pero aún más dulce) y un cóctel, Pisco Sour, muy bien resuelto (¡y del que también pudimos repetir!) Todo, 45 euros. Mención aparte merece el excepcional trato por parte de los dueños, con quien compartimos una excelente charla de sobremesa. Están empezando, y se les nota toda la ilusión del mundo. Volveremos a probar más cosas.

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