La sucursal en Salobreña del famoso restaurante homónimo situado en Capileira, nos lleva las especialidades de la Alpujarra granadina a la playa. El local es quizá demasiado austero, falto de una separación entre comedor y barra, pero las mesas son amplias y cómodas.
La cocina es una proyección modernizada de los platos clásicos alpujarreños, en los cuales el cerdo y la caza son ingredientes primordiales. Añade una serie de ensaladas ilustradas y otros platos elaborados con setas de temporada. De lo que comimos lo más destacable fueron unas deliciosas cebollas rellenas de rabo de toro y las piruletas de foie. Postres sabrosos, aprovechando las frutas tropicales de la zona. Cocina destacable y contundente. Raciones demasiado grandes.
Carta de vinos escueta, de producto nacional, con referencias bien escogidas, aunque falta algo más de profundidad en blancos y espumosos. Tomamos un Tagonuis Crianza 2004 (24 euros), simplemente correcto. Precios normales (tienda * 1,5 – 2). Vinos conservados en cava climatizada. Vajilla y cristalería de nivel, en especial unas estupendas copas Schott. Servicio sin excelencia, pero también sin mayores fallos.
Un buen restaurante donde degustar una cocina alpujarreña con tintes más modernos y elaborados, ofrecida en raciones muy generosas. Recomendable igualmente para tapear en barra, donde los aperitivos ofrecidos son numerosos y variados. Recién abierto, debe ir puliendo detalles con el tiempo. Local en cualquier caso recomendable.
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