Honestidad y austeridad

Restaurante abierto al amparo de la bodega Can Suriol del Castell y a pocos metros de ella.

Cuesta de encontrar. Es recomendable dejarse guiar por el mapa que aparece en la página web. Muy aconsejable reservar, ya que sólo dispone de unas 30 plazas y está bastante apartado.

Edificio pequeño de piedra vista al lado de unas viñas y con un minúsculo huerto en la parte de atrás, construido alrededor de una antigua noria (sínia). Decoración sencilla, casi espartana, en estilo neo-rústico. Mobiliario, cubertería, vajilla,... sencillas. Ambiente algo superior al de la mayoría de "masias típicas". Ernesto, el encargado, me ha comentado que en la próxima visita tendrá copas de vino, ya que hoy sólo tenía de agua y de cava. Mesas algo justas y con una separación algo escasa, aunque hoy no había la distribución normal de las mesas debido a que tenían un grupo muy numerosos. Nos ha tocado una mesa al lado de la estufa... Genial. Disponen de 2 comedores: El de la entrada, con capacidad para unas 20 personas y otro a continuación para unas 10 personas, donde está la "sínia". Carta muy corta y tradicional, con toques argentinos (nacionalidad del encargado). Los segundos son todos a la brasa. De pescado sólo hay bacalao a la brasa. Algunos platos hay que encargarlos con antelación, como el asado argentino y el cochinillo al estilo patagónico. Sólo sirven vinos de la bodega Can Suriol del Castell. Cuidado con el tamaño de los platos, especialmente los primeros.

Copa de cava rosado de bienvenida. Como es costumbre en la mayoría de estos sitios, el aperitivo consta de pan de hogaza tostado con ajo, tomate, aceite y sal. Hemos repetido.

Hemos almorzado xató de primero (una ración para compartir entre todos). Como platos principales, 2 de pollo a la brasa (hasta el niño se lo ha comido), uno de cordero a la brasa con allioli (ellos mismos nos han dicho que era "de bote") y uno de entraña con chimichurri (muy bueno). Los segundos venían acompañados de un plato aparte de patatas "al caliu". Platos sencillos, correctamente preparados y presentados y de calidad buena. Buen punto de la carne.

Un pincho de fruta (piña, melón, naranja,...) con chocolate fundido a repartir ha sido todo el postre que nos cabía.

3 botellas de agua, 2 colas y un cortado.

Comida sencilla y a buen precio para los que no dispongan de un lugar para hacer brasas y para grupos, incluso con niños. También para los que busquen un menú de masia típica cercano a BCN y a mejor precio. Los alrededores son bonitos y permiten darse un paseo si el tiempo acompaña.