Mira que he pasado veces por delante de este local y nunca me dió por pensar que este local pudiera ser interesante desde el punto de vista gastronómico. Me decidí ayer a sentarme en la terraza viendo pasar cientos y cientos de turistas de todas las nacionalidades, y me sentí tan cómodo que me animé a cenar no tan informalmente como tenía previsto, sino que opté por una cena más standard aunque en el bistrot.

El servicio, perfectamente uniformado, desde luego que atento y profesional. El maitre, una joya por su simpatía y saber hacer.

No tienen detalles de ningún tipo, ni antes ni después de la cena. Sin embargo el servicio del pan es bastante bueno, poniéndote cuatro bollitos de pan diferentes y bien hechos.

Cena para una persona:

- Risotto con carciofi salvati e provola dulce: Un magnífico risotto, cremoso y pleno de sabor a queso provolone. Lo de las alcachofas, al dente, lo de menos. Ración generosa.

- Tagliata di manzo con carciofi crudi e scagli di grana: Magnífica pieza de lomo de vacuno fileteado: bien hecho por fuera y prácticamente crudo por dentro. Muy tierna y con sabor. Lo acompañaba unas alcachofas al dente en láminas y unas lascas de parmesano reggiano. Ración más que suficiente.

- Bavarese ai frutti di bosco e yogourt: Aquí llegó la desilusión. El postre viene de la pastelería anexa, y la verdad, que por 14€, no me llegó a entusiasmar. Bueno, pero no para echar cohetes. Me resultó ser hasta un pelín pesado.

No vi la carta de vinos, pero dados los precios que se ven por aquí, tiene que ser de escándalo. No puntúo.

Precio total: 87€ (inc. IVA, pan y servicio a 5€ y botella de agua de 3/4 de litro a 8€).

Nota: ¿Merece la pena un local como éste?. La verdad es que cené muy bien, aunque pagar casi 90€ solo con agua...

Bistrot situado en las famosas Galerias adyacentes a la plaza del Duommo. Abierto al publico desde los inicios del Siglo XX , mantiene y conserva el autentico sabor clasico de la epoca pasada. Tiene un restaurante en la planta superior y una pasteleria abierta al publico. La planta de abajo, adyacente a la tienda , acoge el Bistrot que es donde comimos.
Decoracion evidentemente clasica, con mesas no muy grandes y separacion entre ellas bastante justa. Buena manteleria y vajilla , inferior la cristaleria y la cuberteria.
Queriamos una comida ligera y tomamos sólo un plato. Pizza correcta sin más , no siendo superior a otras que te puedes tomar en infinidad de sitios en Italia. Y Rissotto a la milanesa sencillamente espectacular. Cremoso, con una textura sublime , arroz en perfecto estado de coccion y con mucho sabor .
No tomamos postres , pero los pasteles que se divisaban tenian una pinta excelente. Cafe sublime , con nata , cacao y algo de Baylis que no olvidaré en mi vida.
Muy buen servicio de sala. Amable, cercano, diligente y profesional. Hasta el servicio es clasico en el buen sentido de la palabra.
Del servicio del vino no puedo hablar porque tomamos cerveza y tampoco mire su carta de vinos. Bebida muy cara, terriblemente cara (10 euros una cerveza de barril de tamaño medio), por lo que si alguien va , le aconsejaria que se fijara en los precios de las bebidas.
En definitiva , restaurante agradable con una buena cocina y que , además , tiene el encanto de las maravillosas vistas de las impresionantes galerias. Y eso, en Italia o en cualquier pais se paga. No me arrepiento de haber ido (a pesar de su mala RPC) porque al final sales con la sensacion de haber paladeado el sabor autentico de una epoca en un entorno precioso. Me quede con ganas de probar el restaurante del piso superior.