Está en el centro del precioso y pintoresco pueblo de Rupit, ideal para darse un paseo por sus calles empedradas. Este es el establecimiento con mas solera y renombre del pueblo, ya
a sus esaldas llevan mas de 50 años de oficio.
Tienen una carta normalita, ni larga ni corta, platos tradicionales catalanes, sin complicaciones, pero bien elaborados, y precios más que asequibles.
En mi caso elegí una escudella de galets con albondiguitas, que estaba buenisima, y se agradecia mucho, con el frio que hacia.
Y una espaldita de cordero asada con verduritas que se deshacia, muy rica.
De postre una tarta de manzana casera, deliciosa.
No tomamos vino. El servicio, fue muy rápido, cosa que agradecí.
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