Situado en primera línea de la playa de poniente.

La carta está compuesta por numerosos entrantes casi todos productos del mar, mariscos, diferentes tipos de arroces, carnes, pescados y unos cuantos postres. La vajilla y cubertería es aceptable aunque no destacable. El servicio es atento y dispuesto, aunque no del todo profesional.

La carta de vinos es muy mejorable, organizada por tipos, y D.O’s, sin especificar añadas y con un curioso apartado para “Reservas”, todos ellos de Rioja. El vino se conserva en armario climatizador y el sobrecoste aplicado es aproximadamente de precio de tienda x 1.70. La cristalería mala, gruesa, que curiosamente cambian a una mejor, sólo si se pide un tinto. El servicio del vino, sin ningún tipo de ceremonial.

Tomamos: unas cervezas, con unos chopitos y una ensalada mixta, acompañados con pan tostado y salsa “all i oli”. Seguidamente un correcto arroz a banda, que armonizamos con un Veracruz (Rueda) del 2007 y una botella de agua mineral. Compartimos (éramos siete) cuatro tipos de tartas distintas bastante aceptables y de elaboración casera. Cafés y unos chupitos (gentileza de la casa). Todo ello por 27 € comensal.