Un gran descubrimiento

En la planta baja del reconocido Príncipe de Viana –compartiendo entrada, servicio y cocina- la familia Oyarbide ha decidido abrir un pequeño restaurante después de remodelar la entrada de la casa madre y el antiguo despacho.
La idea es ofrecer un lugar algo más informal, con platos tradicionales y a precios más asequibles.
La sala, con apenas 7-9 mesas, da a la calle Manuel de Falla a través de grandes ventanales. La decoración es sencilla pero acogedora y el servicio, aunque más informal que el de la planta superior, muy profesional, cercano y amable.
La carta apenas ofrece 7 entrantes, 4 pescados, 5 carnes y 6 postres, aunque lo más atractivo puede ser la opción de crearse uno mismo su propio menú por 42 euros: se puede elegir libremente un entrante, un pescado, una carne y un postre de los que aparecen en la carta. Además, por otros 8 euros se puede elegir un “maridaje” con 3 copas de vino.
Si uno prefiere elegir, se ofrece una buena cantidad de vinos interesantes por copas (una asignatura pendiente en la mayoría de los restaurantes españoles).

Probamos la menestra de verduras (con una materia prima excelente, y un resultado para chuparse los dedos), crema de alubias rojas con panceta de ibérico y morcilla de pichón (en realidad, la morcilla de pichón es una especie de mousse que se deshace en la crema. Plato excelente, una puesta al día de las tradicionales alubias rojas, aligeradas y desengrasadas pero sin renunciar al sabor). Luego, bacalao desmigado con yema de huevo y patatas paja (la yema de huevo se sirve en el centro del bacalao, con lo que asemeja un huevo frito. Otro gran plato), y ciervo con tatin de manzana (jugoso, tierno, lleno de sabor. Excelente). Para terminar, una crema de queso con mango muy buena y unos tradicionales canutillos de crema caliente, deliciosos.
De vino nos ofrecieron Marqués de Riscal Verdejo, Lan crianza y Páramo de Guzmán.

Con dos cafés y un gin tonic de Fever Tree (7,50 euros), 118 euros en total.

No cobran nada en concepto de cubierto, pan, aperitivos ni otras excusas que se suelen poner para incrementar la cuenta final.

Materias primas excelentes, puntos precisos en los platos, sabores tradicionales pero sutiles, temperatura de servicio de los platos perfecta (detalle que falla con demasiada frecuencia incluso en restaurantes de renombre), servicio profesional y eficiente, amabilidad a raudales ¿Qué mas se puede pedir?

LO QUE MÁS NOS GUSTÓ
-La materia prima, el punto de los platos, los sabores. En resumen, todo lo que sale de la cocina.
-El servicio, amabilísimo, profesional, atento.
-La oferta de vinos por copas.
-La posibilidad de elegir los platos del menú.
LO QUE MENOS NOS GUSTÓ
- Por decir algo, la carta puede resultar un poco corta.

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