Gran variedad de bocadillos y todos muy buenos, recomiendo la ensalada de pipas y arroz y el postre de chocolate.

Local pequeño, familiar y acogedor.

El servicio de vino no se puede valorar, es un local pequeño, con concepto de fast-good.

Hace un par de años que nos íbamos al Melocomo. Ayer noche, después de unas compras, pasamos cerca y nos fue un dicho y hecho.

El Melocomo es una bocatería de tamaño medio (aproximadamente 10 mesas), con una carta centrada en ensaladas, humus y algún otro plato que no he probado, unos excelentes bocadillos y unas infusiones y postres caseros extraordinarios (quizá sea su principal diferencia).

Nosotros cenamos un mix de tres ensaladas: cus-cus; de pasta con pipas, maíz y salsa roquefort y una tercera más común aunque con sésamo. Lo cierto es que suelen tener cinco y uno puede escogerse una ensalada o hacer un mix con tres de ellas.

Después dos bocadillos, uno de bacalao con paté de berenjena y otro ingrediente (no lo recuerdo) y otro de jamón serrano con pimientos y paté de berenjena. En todo caso la oferta en amplia y se pueden pedir combinados en mitades.

Postre no comimos pero sí dos infusiones, una de anisetes y otra de canela. Posiblemente junto a los bocadillos lo mejor. Dicho sea que cada infusión se sirve en su teterita y se prepara en el momento, por lo que realmente no se disfruta de una, sino de dos tazas de infusión.

No tienen un trato especial por el vino, pero se puede pedir una copita de tinto y de turbio y su cervecita bien tirada. En este caso dos turbios y dos cervezas. El servicio del vino lo puntuaré como flojo pero no por malo sino por no existir ni realmente ser necesario.

Un sitio con su encanto, el mismo de cuando el carmen era el carmen aunque fuera del carmen.