Hace más o menos un año que no voy a Tastaolletes, pero he ido cuatro o cinco veces. Curioseando por Verema, por cierto, enhorabuena por la página y gracias por los comentarios a todos, he consultado la puntuación de este restaurante y creo que no le hacen justicia. Cuando queremos ensalzamos la sencillez en el trato y la informalidad (Vuelve Carolina, ...) y cuando no queremos nos parece casi cutre un sitio informal. Siento el tono de crítica, pero me han parecido un poco sesgadas estas opiniones.
Las veces que he estado en Tastaolletes me ha parecido un sitio que vale la pena, por eso he vuelto. Los platos sencillos, pero originales, ensaladas con flores, ..., y sabrosos, una mousaka buenísima, ..., tanto que la primera vez no me resistí a preguntar que eran aquellas bolitas que parecían carne picada (es soja texturizada, para los ignorantes del mundo vegetariano como yo).
El servicio, correcto, un poco seco, pero educado, y el local, sencillo, pero sin pegas. No recuerdo el precio por persona, pero debió estar bien para volver varias veces.

soy de madrid y he ido hace poco a valencia y entré en este restaurante porque me lo dijo el camarero de otro resturante vegetariano. Bueno, bueno.... no está mal, pero se nota la poca experiencia del local tanto en la cocina como en el servicio (quizá un poco demasiado informal). En general no está mal para ir de vez en cuando.

Vegetariano de corte informal. La verdad es que era mi primera experiencia en un restaurante de este tipo, y por probar no esta mal. Bocaditos de pimiento muy ricos, humus de garbanzo tambien bueno y los postres tampoco estaban mal. El vino normal en copas normales, el servicio regular es un sitio informal. No ire todos los fines de semana `pero cuando quiera salir de lo habitual puede ser una opción.

Ubicado en el Barrio del Carmen ligeramente apartado de la zona de copas, encontramos este pequeño restaurante rebosante de gente en las mesas, en la barra y haciendo cola en la calle. Poco que comentar de su decoración, apenas se observan detalles que señalar, sillas incómodas de madera y mesas algo pequeñas, hacinadas y adosadas unas a otras.
Cocina vegetariana con una carta extensa compuesta por tapas, ensaladas y platos principales. Interesantes casi todos los platos, sencilla elaboración pero buen resultado, donde destacaría las tapas sobre los platos principales, como el humus de garbanzos, abundante y muy rico, o las papas con mojo.
Carta de vinos poco interesante, copas para olvidar (intentaron los vasos chatos pero no lo consiguieron) y servicio inexistente.

Es un restaurante para ir con los amigos, sencillo, de trato informal y sin pretensiones, pero con unos resultados aceptables, sobre todo atendiendo al precio final.

Fui a cenar en plenas fallas, 2 personas. A pesar de que eran casi las 23:00h. y no había casi gente en el restaurante, nos hicieron levantarnos de una mesa porque era de 4 personas (y nosotros sólo éramos 2). Segundo detalle, pedimos un vino rosado que mejor no mentarlo, y al traernos vasos de "chato", le pido por favor si tiene unas copas, respondiéndome la camarera: "es que, al ser el vino de la casa, lo ponemos en estos vasos"... vamos, que ya nos dijo el vino infame que nos iba a servir, ni siquiera merecedor de tomarlo en una copa de vino (por supuesto la copa de cristal gordo y pequeña - al menos se podía oler el vino). Luego, por curiosidad, veo la web de Lanetro y dicen que se come por menos de 15 euros (claro, si no tomas vino ni cafés... a lo mejor!). Luego me fijé que tenían como 4-6 marcas de vinos más fuera de carta, en una estantería... RCP buena en la comida. El servicio regular y sobre los vinos... ni mencionarlo. No entiendo porqué no se pueden cuidar esos pocos detalles, que hubieran magnificado la comida, que ciertamente es interesante (sobre todo croquetas de morcilla rellenas de espinacas)