Hacía ya tres años que no volvía por la comarca más rural de Valencia. Su basto terreno y su riqueza en agua siempre fueron un reclamo para nosotros, y sin embargo nunca habíamos llegado hasta Aras de los Olmos.
En el espacio de una semana dos personas me habían hablado de este restaurante, así que a por ello, no le iba a dar más tiempo.

Sorprende su interior respecto a la casa que lo alberga. Aunque si ya te fijas en el cartel, algo te indica que existe cierta actualidad, cosa que acabas confirmando al entrar en el comedor o visitando los aseos, mismo.

Enseguida los ojos se pusieron en la bodega acristalada. La carta de vinos es pequeña en tamaño, corta en referencias, pero hecha con tino, más que suficiente para el local. Sin embargo el servicio del mismo no existe y las copas no invitan al disfrute.

El servicio de la sala es a cargo de madre e hijo, siendo la primera la que toma nota. Gente amable que pese a que tardaron un poquito en la comanda, luego sacaron los platos a buen ritmo.

Éstos son cantados y contados al cobrar. No hay carta física ni factura final, enumera y suma.

Por la vajilla utilizada, queda más moderna la presentación en los entrantes que en los principales.

Pedimos para compartir un ajoarriero, dos de gazpachos de monte, pues mi hijo quiso uno como principal, y una sepia plancha.

El ajoarriero muy fino, bien trabajado y ligado, servido en dos montoncitos acompañado de mojama, aceituna negra de Aragón y pequeños trozos de pimiento en salmuera.
El gazpacho es como el manchego pero seco, de ahí que lo ofrezcan como entrante, ya que se puede compartir de esta manera mejor, y también les permite tenerlo hecho de ante mano. La carne desmenuzada, con níscalos. Muy buen sabor.
La sepia tierna y con el aliño de mojar.

Los principales fueron unas carrilleras con salsa de setas. Poco vistosas, aunque tiernas y sabrosas, pero aún así, lo más normalito de lo que pedimos. La salsa no era una salsa propiamente dicha.
Y paletilla de cordero al horno, que fue mi opción. Media paletilla con costra de grasa crujiente y tierna carne. Bien hecha, con el sabor tradicional del cordero.

Cesta generosa de pan recién hecho que llegó a todos los platos. También hay que señalar que lo estiramos de normal al no ser unos paneros oficiales.

Sólo hubo un postre, más que nada por curiosear, no había hambre ya, así que uno ligero. Una crema de café, el cual es descafeinado. Suave y agradable sabor a Nescafé ;-).

Finalmente nos obsequiaron con unas pastitas secas y moscatel.

El vino elegido de la carta que comentaba fue un Finca Sobreño Crianza 2010. Además bebimos un litro de Bezoya en cristal, una caña y un Trina.

Algunos contrastes, pero me parece un buen sitio para una escapada.

Café en la plaza del olmo y a respirar a pueblo.

Cinco duros para el que sepa lo que es un tornajo.

  • crema de café

    crema de café

  • detalle de la casa final

    detalle de la casa final

  • entrada

    entrada

  1. #1

    Jotayb

    Hola Oti, una pena lo de las carrilleras porque suele ser un plato que no suele fallar.
    El resto de platos muy apetecibles, vamos...de los que a mí me chiflan :-))
    Abrazote.

  2. #2

    Gabriel Argumosa

    Me parece un buen precio el que reflejas, tras analizar todo lo que habéis disfrutado.
    Me parece francamente raro que la zona de Valencia dispongan de vinos de la denominación origen Toro, lo cual por otra parte me alegra dado, como bien tu sabes, mi vinculación con Zamora.

    ¿Que tal este vino, con el cordero?

  3. #3

    Otilio Haro

    en respuesta a Jotayb
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    Para que te hagas una mejor idea es como cuando las hago yo en la rápida. Están tiernas y con el sabor de lo que le pongas. Lo que hay que hacer ahí es pasar por la batidora gran parte de las verduras menos las setas. Hoy por hoy me salen muy buenas, quizá por eso las compare sin darme cuenta. En todo momento me estoy refiriendo a las de cerdo, que son las que pusieron.

    Un abrazo.

  4. #4

    Otilio Haro

    en respuesta a Gabriel Argumosa
    Ver mensaje de Gabriel Argumosa

    Era el único Toro de la carta. Es un vino que me gusta y que elegí en su mayor parte precisamente por el cordero.

  5. #5

    Aloof

    era el recipiente de madera donde se le ponia la comida a nuestros semejantes(cerdos).
    cinco duros,"agarrao"dame cinco euros.saludos.

  6. #6

    Otilio Haro

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    Jeje... ¡Bingo! Se nota la vejez.

  7. #7

    JoseRuiz

    Valoración con rifa incluida...

  8. #8

    G-M.

    Jeje, en éste estabas en tu salsa, ¿eh? ;-)

    Por cierto, el olmo de la plaza vive?

    Abrazos

  9. #9

    Otilio Haro

    en respuesta a JoseRuiz
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    Llegas tarde al premio ;-)

  10. #10

    Otilio Haro

    en respuesta a G-M.
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    Pues ahora hay uno muy jovencito. El de siempre lo tuvieron que arrancar por grafiosis. Justo al año de que se cambiara de nombre al pueblo por petición popular, le entró la enfermedad. Una especie de castigo, para aquel que sea supersticioso. Me quedé despagao al ver a ese yogurín en mitad de la plaza.

  11. #11

    G-M.

    en respuesta a Otilio Haro
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    Jejeje, era pregunta capciosa, estuve hace casi una década y ya estaba el nuevo

  12. #12

    Otilio Haro

    en respuesta a G-M.
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    ¿Siiiiiii... no me digaaaaass...? Jeje... tiritos a la poli.
    Demasiado evidente la pregunta.

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